27 jun 2014

Bajo la misma estrella: El amor en tiempos de cáncer

* * *     BUENA

"The fault in our stars" es una película romántica con toques de adolescencia y modernidad que la hace parecer más copada de lo que realmente es. ¡Ojo! Con esto no estoy diciendo que sea mala, pero tampoco es la gran historia de amor del año. No apela a los golpes bajos como la mayoría de los films en los que uno de los dos protagonistas está muriendo de alguna enfermedad terminal, esto es algo para resaltar, pero más allá de esto y algunos elementos interesantes del guión, no es ni tan profunda ni tan trascendente como he leído por ahí. Por momentos se esfuerza demasiado y queda un tanto forzada.
Para situarse un poco en contexto, la historia trata sobre Hazel Grace (Shailene Woodley) y Gus (Ansel Elgort), dos lindos e inteligentes jóvenes con enfermedades terminales, que por esas casualidades benevolentes de la vida, se conocen y entablan una relación amorosa de esas que todas las chicas envidiarían. Cuando comienza la película nuestra protagonista femenina nos habla con ironía sobre las historias edulcoradas que Hollywood suele presentar como realidades de la relaciones amorosas actuales y nos dice que la suya no será así. Bueno... esto en realidad se da en algunos puntos, pero en otros termina cayendo en el almíbar más potente que se puede encontrar en el género de los dramas/comedias románticas. Un ejemplo de esto es la escena del velorio en vida.
Algunos puntos a resaltar son la buena química y la empatía que generan ambos protagonistas con el público. Son medios freakis, nerds, inteligentes, lindos, cercanos y poco estirados, lo que genera que al espectador le caigan muy bien. Esto es importante, porque si vamos a ver un entretenimiento en el que a la pareja principal le va a pasar muchas cosas, algunas de ellas tristes, es necesario que nos sintamos comprometidos con lo que están viviendo, de otra manera sería un fracaso.
Otro elemento bueno es la forma de abordar la temática de la muerte inminente de un enfermo terminal. El director Josh Boone ("Stuck in love") mantiene los golpes bajos al mínimo y dota de buena comedia a situaciones sobre las que no estamos acostumbrados a reírnos. Esto está muy bien porque desestructura y permite ver algo fuera de los clichés, aunque en algunos momentos cae en algunos de ellos.
Personalmente la disfruté pero no me pareció la gran cosa, ya que por momentos se jacta de ser distinta a las demás historias del tipo pero termina teniendo algunos elementos de ellas, disfrazados, pero ahí están. Los más románticos seguro le perdonarán estas falencias y la disfrutarán mucho más.



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