9 dic 2013

Machete Kills: El sangriento mundo de Robertito

* * *     BUENA

"Machete Kills" es un producto que debe evaluarse como lo que es, un entretenimiento bizarro y divertido que reverencia a los filmes clase B de los años 60s y 70s. Si viste la primera entrega sabés muy bien de qué va la segunda, sabés que va a ser más exagerada y lunática que su antecesora. Si no te gusta este sub género del cine, seguramente te encuentres con que este film te resulta una reverenda basura, pero en parte sabrás que es culpa tuya por no haberte informado debidamente antes de ir a verla.
Hay un gran problema con la gente que va al cine esperando ver algo totalmente distinto de lo que realmente se ofrecía. Puntualmente recuerdo de personas que volvieron horrorizadas luego de ver "El árbol de la vida" con Brad Pitt... Pensaron que estaban yendo a ver una especie de "Leyenda de pasión" o "La gran estafa" y se encontraron con el imaginativo complejo de Terrence Malick... La reacción apresurada fue "¡Qué mala película!", cuando en realidad muchos no la entendieron o simplemente estaban programados para ver otra cosa. Con todas las salvedades del caso, con "Machete Kills" sucede algo parecido.
Puede que la locura del director Robert Rodriguez no haya estado en su punto más alto o que la creatividad no haya alcanzado su mejor nivel, pero no se le puede discutir que ha sido consistente con el concepto que ofreció en el comienzo de la saga y que tiene un sentido del entretenimiento bien afilado. Por otra parte, el desfile de estrellas interpretando personajes exageradísimos e hilarantes fue un buen condimento, aportándole más color y variedad al menú. Lo de Mel Gibson es bastante bueno y divierte mucho como villano excéntrico.
Dentro de lo no tan positivo, tenemos la dinámica que se le imprimió a la narración. Hubo tanta carne tirada al asador en los primeros 30 minutos, que los 75 minutos siguientes se aletargan bastante y se vuelven por momentos repetitivos. Las vueltas de tuerca de las vueltas de tuerca terminan agotando un poco y hacia el final uno sólo quiere ver qué tan disparatada termina toda la peripecia.
Concluyendo, es una peli para ver con muchas ganas de divertirse, revivir el cine clase B y bañarse con la sangre bizarra de Robert. En un mes te olvidarás de que la viste seguramente, pero en el momento te va a sacar más de una carcajada nerviosa.



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